1. El Ser Humano —independientemente del tiempo al que pertenezca — posee una naturaleza mágica, misteriosa; esta cualidad luminosa es natural de su esencia, de su conciencia innata. Su condición es Ancestral porque habla de lo eterno, del esfuerzo incesante que a través de los tiempos tiene que afrontar por revivir y reencontrar lo primordial de ser: su origen, su visión.
  2. Las circunstancias de la búsqueda shamánica, el matiz psicológico preponderante así como la misión general que la humanidad —con cada individuo naciente, sea hombre corriente o Shamán— debe asumir, reposa en el tiempo que conforma. Todo se rige y conduce por ciclos en su totalidad y las voliciones individuales y sociales también deben hacerlo. A partir del año de 1948 el ciclo shamánico al que Carlos Castaneda se vio enfrentado: terminó; el rumbo de los esfuerzos de generaciones y generaciones de Shamanes provenientes del linaje Tolteca del México antiguo hasta el último de sus iniciados: como fue Castaneda, fueron conducidos premeditadamente de cierta forma, hasta que la aparición de su último Nagual —Castaneda— definió el cese del ciclo y la apertura de otro diferente. El tiempo hizo valer sus determinaciones y hoy conformamos un ciclo más abierto, sin linajes, con divulgaciones masivas de ideas shamánicas, una práctica social sin restricciones secretas, con una funcionalidad pragmática que impele a la socialización, la fraternidad y la libertad social. La construcción del SHAMÁN ARQUETÍPICO del NUEVO CICLO es una formulación totalitaria de la esencia última cultivada por los shamanes del ciclo pasado, y una delineación proveniente del Nagual Carlos Castaneda en la apertura de un NUEVO TIEMPO.
  3. Cada aspecto que conforma el «armazón cognitivo» del Shamán para hoy en día, es un esquema consistente con el conocimiento depositado en el Nagual Carlos Castaneda, que él mismo experimentó y que describió en cada una de sus obras escritas. Aquí presentamos una forma directa de dicho conocimiento —por razones y con imperativas que detallaremos más adelante—, sin una desvirtuación o tergiversación impropia, por el contrario, mantenido la esencia que toda vía de realización debe poseer.
  4. Nadie es dueño del Saber, nadie es su representante, no existen membresías en el mundo shamánico, no existe un “mundo shamánico”. Este es el mundo de todos los días, y somos los mismos seres conformándola; todos afrontamos nuestro viaje a la conciencia en las mismas condiciones aunque de diferente forma, aquí sólo prestamos todos “conclusiones” para el bien social. Aquí sólo cultivamos nuestro Ser, primero, para luego hablar.
  5. A la luz del completo armazón fenomenológico del Shamanismo practicado por los linajes Toltecas, sobre todo de los últimos en los que la experiencia de una conciencia sobria reflejó la inutilidad de los muchos aspectos que hasta ese entonces —y quizás hasta hoy en día— se elaboraron al respecto del manejo de la realidad no ordinaria, es que hoy, siguiendo con su línea de pensamiento,  consideramos seriamente el deber de asumir un desuso (por parte de cualquier practicante de Shamanismo) de aspectos como son: los rituales mesméricos, la brujería focalizada, el uso excesivo de plantas psicotrópicas, el naturismo simplista, rezagos cosmogónicos, idiomas etnográficos determinados o cualquier tipo de resto folclórico por más que pertenezca a cualquier civilización, por considerarse anexiones irrelevantes que palidecen a la luz de una real búsqueda de realización personal, donde el trabajo duro y la disciplina son los ejes de su conocimiento. Ahí donde se determinó el cauce sólido que debe poseer el Shamanismo, cuando el Nagual Juan Matus dijo «entender que el mundo es simplemente una visión, sin importar que esa visión pertenezca a un hombre común o aun Shamán. Lo importante no es aprende una nueva descripción sino llegar a la totalidad de uno mismo» es donde se hizo la cisma que diferenció un Shamanismo oscurantista de un real y pragmático Shamanismo trascendental. El hombre vive hoy bajo los límites que él mismo se impone y deberá ser como en otrora, él mismo su propia luz.
  6. Si relacionamos al Shamanismo con tal o cual idioma —sea quechua, aymara, guaraní, etcétera, conjunto a su cosmovisión— es más que todo por un recurso de estudio etnográfico o antropológico, que para dotarlo de una relación exclusiva de poder y magia, entre el lenguaje y el acto shamánico, que no existe. El Shamanismo solamente conoce un idioma: EL DE LA ENERGÍA. Y la variabilidad de cosmovisiones sólo nos habla de la circunstancialidad geográfica del shamán, quien hoy por hoy sabe discernir que le es útil en su largo viaje de la conciencia, y que puede omitirse de él. En consecuencia consideramos necesaria la divulgación de un Shamanismo más profundo, esencial, sin la inconsistencia de atributos que no cumplen una función sustancial en la vía shamánica, incluyéndola junto con valores que erróneamente le vuelven un “Shamanismo de salón” de estudioso, o de folcloristas. Debemos retomar su visión más natural, de hechos energéticos, de experiencia corporal y propósito evolutivo.
  7. La Iniciación Shamánica, una formulación ancestral, debe considerarse aquí como un mapa lineal, esto quiere decir que cada aspecto por separado debe ENCARNARCE tan profundamente antes de pasar al siguiente de modo que se le permita al cuerpo ponerse a prueba en todo momento de la veracidad de la experiencia y por sobre todo en adelante buscar activamente el recuento de la sensación de ser que a suscitado tan provechosamente el trabajo. Cada aspecto explicativo y práctico, juntos, se considerarán un mundo por separado en el que el adepto se imbuirá lenta y progresivamente; es innecesario repetir que los resultados dependen de la actitud, paciencia y disciplina del buscador, evidentemente tomará tiempo y energía; y sin apuros ni desánimos se continuará una y otra vez. Finalmente decir que la sucesión de cada paso es estrictamente concatenada, para entender el “acto transmutatorio”, serlo y practicarlo, actuando en razón de ésta y sacando provecho de dichas acciones.
  8. Toda la estructura iniciática presentada aquí está diseñada para cualquier persona que se encuentra en la desventajosa posición de no poseer el acceso a una CONCIENCIA ACRECENTADA. O sea que todo lo deberá enfrentar desde su estado normal de conciencia. Consideramos, igualmente, que bajo una disciplina acérrima, el buscador atisbará las complejidades personales que implica redistribuir su energía en favor de una apertura a la percepción conciente, sin lugar a dudas: la realización del Shamán arquetípico.

 

 Hoy vivimos un nuevo tiempo mágico, en el que el hombre alcanzará una libertad en conciencia, percepción y existencia, más allá de cualquier precedente. Si bien el shamanismo sobrevivió durante mucho tiempo a través de linajes secretos y civilizaciones que ya no existen, nunca dejó de ser atemporal, siendo más una condición del ligazón entre el lado activo del infinito y el buscador, una fuerza interna que empuja al hombre a traspasar los límites de la descripción de este mundo y a superar el centralismo de una realidad aparente. La visión natural de un shamán es la capacidad de ver la energía del universo, un don de poder que hay que cultivar y buscar tan ávidamente como nuestro mismo espíritu, quien concentra nuestra esencia de ser seres luminosos.
   Los hombres de conocimiento o videntes toltecas, terminaron su linaje con su último nagual Carlos Castaneda, como cese de un tiempo de reclusión y cuidado de un sistema cognitivo, un armazón contundente de formulaciones energéticas que llevaron a sus practicantes a alcanzar estados de conciencia sobria inigualables, y a conocer secretos del poder y la sabiduría de nuestro universo. El silencio se terminó, el tiempo ha cambiado y un nuevo ciclo shamánico se abre paso; tal y como lo delineó Castaneda, hoy luchamos por una oportunidad en el que se formarán nuevos videntes, la búsqueda de la libertad perceptual será social, masiva y con alcances de poder realizar un viaje de conciencia como humanidad, en el que vivamos un mundo más natural, más misterioso y a la vez más pragmático. Un mundo insondable que nos regala secretos de poder y magia.
   El shamán, hoy, es la última aspiración del hombre. Una puerta energética hacia su libertad.







 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

DEVOLVIENDONOS «LA VISTA» ANCESTRAL.

Una de las mayores fortunas que la humanidad puede vivir, es poder saber acerca de un conocimiento sobrevivido al tiempo, más aún cuando los parámetros de éste exigen la total revalorización de la visión convencional y generen una posible revolución cognitiva de la presente sociedad humana. El fenómeno, no obstante, le es ajeno o se le escapa como siempre a una gran minoría. Nuestra realidad se acerca cada vez más hacia la objetividad y la razón, y los valores simbólicos inherentes a los aspectos indescifrables del universo se separan de nosotros obstruyéndonos de una visión completa o totalitaria.
   Carlos Castaneda —más allá del personaje, del antropólogo, del Nagual o Shamán guía-instructor— fue un Ser Humano que cumplió la misión de “mediador”, intitulo biográfico que se le otorga cuando uno debe resumir el labor de años y años de experiencias, luchas internas, aprendizajes corporales y esclarecimientos existenciales, a un simple palabra. El personaje no carece de atención pero si carece de representatividad cuando se sabe que es el mensaje y no la voz lo que tiene importancia. El tiempo del fanatismo ya terminó y se apertura la aurora de un tiempo de indescriptible valor.
   Su trabajo fue encarnar y divulgar al nuevo ciclo de la humanidad, un conocimiento que no sólo se conservó en Mesoamérica por varios miles de años, sino que aún —para los que saben esoterismo iniciático— fue parte de un sistema cognitivo que manejaron los seres humanos hace más de diez mil años, cuando la raza solar existía en nuestra tierra y actuaba acorde a sus dotes videnciales sin restricciones perceptuales ni interferencias “racionales”.  
   Hoy, a través de las obras de Castaneda sabemos del complejo Sistema Cognitivo que el Shamanismo ha perfeccionado en manos de sus naguales y videntes a lo largo de los siglos pasados; su trabajo en “secreto” ha concluido y podemos al fin difundir una reeducación shamánica, más profunda y clara, con propósitos ulteriores al oscurantismo, una real vía hacia la realización, con la posibilidad de revivir los misterios de la percepción, la
libertad de la conciencia, su evolución. Un mapa pragmático más profunda y clara, con propósitos ulteriores al oscurantismo, una real vía hacia la realización, con la posibilidad de revivir los misterios de la percepción, la libertad de la conciencia, su evolución. Un mapa pragmático como guía hacia nuestra visión esencial, natural, propia de nosotros, seres con capacidades infinitamente más reales que lo que conocemos como “real”; pero por sobre todo un reencuentro con nuestro origen ancestral o un camino hacia la libertad.

 

 

 

 

 

     

 

 

 

 

INTRODUCCIÓN

    Se dice: “Todo tiempo pasado fue mejor…” (dicho popularizado), sin embargo decir esto revela una visión parcializada o estrecha, pues las cualidades del futuro, sea este el de nuestra conciencia o el de la conciencia de muchos como especie, descansan en el intento del presente (injerencia mágica del acto de querer en el tiempo), y el pasado llega ser una carga que o nos impulsa o nos encadena.
   Cualquier hegemonía socio-cultural de civilizaciones, imperios, culturas, pueblos, y demás, fue estructurada por algún sistema cognoscitivo, una impresión conjunta en el modo de ver y contemplar sus necesidades a todo nivel psico-social, ya sea a propósito o no, entablaron patrones de creencias y comportamientos que se asemejaban paralelamente unas con otras, esto quiere decir por ejemplo si en una Era toda manifestación humana debía ser la conquista, guerras y matanzas, fuerza física, agresión, competencias, todo esto como aspectos generales más notorios, en otro tiempo debería ser contrastadamente y como parte de doce ciclos definidos, la religión, el misticismo, la espiritualidad, la oración y la fe, las características más marcadas de esa Era. 
   Ancestralidad no es cuestión de tiempo pasado, necesariamente; es por el contrario una condición más que cuestión, que hace referencia al hombre que reconoce y vivencia su ORIGEN, un hecho que implica ver más allá de su tiempo, tener una cualidad de Ser que refleje la armonía y el propósito cósmico, en una comprensión profunda de la naturaleza de las cosas y de los eventos que a su alrededor se abren paso en un contexto sin precedentes, tener la capacidad de atestiguar los misterios y verificar el orden causal que lo lleva a él a ser parte del universo, sin someterse completamente a la rueda del tiempo del que forma parte por tener un comienzo, un nacimiento, pero que de igual forma puede escapar por poseer “el secreto”.
   Los Conocimientos Ancestrales son atemporales, no pertenecen a ningún tiempo, pudiendo ser encarnados por cualquiera, sin importar su época, siendo lo más importante la fortaleza de la unión, de la ligazón entre el buscador y el Espíritu Universal. Decir “Todo tiempo pasado fue mejor…” es irrelevante.

   Esta interpolación de conceptos nos lleva al punto referencial de que para la actualidad (nuestro tiempo) definitivamente no hace falta vestirse con indumentarias típicas de tal o cual cultura, no hace falta andar por ahí voceando el nombre de algún pueblo antiguo, o hacer demostraciones pseudo-shamánicas de los rasgos culturales conservados como meros folclorismos entretenidos, para poder verse uno mismo como Shamán. En definitiva, actualmente en los tiempos que corren absolutamente todos los conceptos de Shamanismo (con extraordinarias excepciones) en términos, significados y demostraciones poseen una desmejorada conceptualización, ningún sistema vital de regencia y menos de claridad, mantenida con demasiada terminología  errónea llena de abstractismo y confusión, con una nula organización esencial, que sea coherente y clara (hasta para la cara contemplativa de la objetividad biofísica): simplemente simplista y alegórica.
   Es evidente que el mundo del Shamanismo, como vía, talante o propósito está basado en la piedra angular que es: VER ENERGÍA, como está dispuesta libremente en todo y por todo lo que nos rodea, queda claro que ver energía implica tácitamente mover el punto de encaje o aún desplazar el punto de encaje, y finalmente lograr una comprensión total de aquello que hemos percibido para “utilizarlo” de la manera más perfecta.

   Dado que la percepción de la energía como fluye por el universo no es arbitraria ni idiosincrática, los videntes son testigos de formulaciones de energía que se producen espontáneamente y no modeladas por la interferencia humana. Así, la percepción de esas formulaciones es, en sí misma y por sí misma, la clave que libera el potencial humano encerrado y que, normalmente, nunca entra en juego. A fin de generar la percepción de esas formulaciones energéticas, deben ponerse en juego todas las capacidades de percepción del ser humano. (Don Juan Matus)

   VER se constituye como uno de los requisitos fundamentales para poder atisbar toda la expresión de la palabra SHAMANISMO. A partir de ahí se construirán definiciones, atributos o referencias más precisas en consecuencia con lo que se vaya descubriendo, es sólo a partir de que un hombre aprende a ver que puede empezar a juzgar las cosas, superando el marco de lo teórico o externo, lindero que lamentablemente no conocemos, ni el que escribe ahora, ni cada uno de los que tan profusamente atiborran las divulgaciones globales de conceptos ligeros al respecto de lo Shamánico.

   El sistema cognitivo del hombre occidental nos fuerza a movernos a través de ideas preconcebidas. Basamos nuestros juicios en algo que es siempre “a priori”, por ejemplo la idea de “lo ortodoxo”. ¿Qué es la antropología ortodoxa? ¿La que se enseña en el aula? ¿Y, cuál es la conducta de los shamanes? ¿Ponerse plumas en la cabeza y bailar a los espíritus? (Carlos Castaneda)

   Vestigios, excelentes exposiciones arqueológicas y antropológicas son lo único que podemos conocer de Shamanismo. Un par de salas en un museo, con frases místico-mágicas y restos arqueológicos, poca información cosmogónica y nada como un hecho factible a ser, todo queda a un nivel Histórico. Atractivo de conocer para el que quiere salir de la realidad suponiendo fantasías que al fin y al cabo le son y serán ajenas, por nunca poder experimentarlas pero si pudiendo reconocerlas como un inventario razonado de tal o cual civilización. Hasta aquí llegamos y nada más.
   Las futuras generaciones, en especial los jóvenes, tan llenos de vitalidad y confianza como para emprender las travesías del conocimiento más arduas, deben saber que lo anterior mencionado ya no va más, no va en efecto debido al trabajo de Carlos Castaneda, y para todos los que se sumen a las filas de la búsqueda experiencial del Saber, antes que sucumbir al prejuicio y la flojedad del hombre corriente, sepan pues que si así lo queremos, empezaremos un nuevo ciclo, de encarnación y auto-verificación, y de miras a un futuro que nos reconocerán como vivificadores de una nueva Ancestralidad.

   En el saber humano aparentemente deslindado de lo Shamánico, lo denominado como Cultura Iniciática es para referirse a un especial conocimiento de la naturaleza intrínseca del Hombre, sus propósitos y funciones, así como los del Universo en general; se conoce como Instructor, Maestro, Mago Ocultista o Iniciado, al ser que ha logrado la extraordinaria tarea de reunir en sí todas las características integrales, de sabiduría y conciencia, en un perfeccionamiento efectivo, con implicaciones en su forma de  verse y ver el mundo. Este individuo posee un conocimiento especial, aprendido al principio e intuido después, en el que ha logrado una transmutación personal de muerte y resurrección consciente conocida como iluminación, a la par en la búsqueda externa, ha reunido conocimientos prácticos de las Ciencias Sagradas como la Astrología, la Qabbalah, la Magia y la Alquimia. Un ser completo, sapiente de las analogías arqueométricas naturales, capaz de operar en el mundo material con la misma resolución que en el mundo vibratorio. ¿Quién no podría llamar a este individuo un SHAMÁN MODERNO? ¿No son sus cualidades encarnadas, características místicas  de un Hombre de Conocimiento? ¿No ha aprendido a penetrar en los mundos alternos con la misma efectividad que un Shamán antiguo muy diestro en el asunto?

   Finalmente, el Shamán utiliza las indicaciones superiores, ulteriores a las propias decisiones personales que se supeditan a verdaderos designios, designios que provienen de una Conciencia Universal tangible en un orden prescrito, visible para el que quiera verlo y más aún, escrutable para el que pueda escrutarlo… quiere decirse que las Leyes o Fuerzas Superiores al dominio humano se expresan continuamente de varias formas, una de ellas, la que quiero recalcar es: la de las determinaciones del tiempo, ciclos cósmicos o Eras Prececionales concretamente, como lo indica la Astrología racional, ciclos que el Shamán sin hacer cálculo matemático alguno, ni inferencias Cosmobiológicas, puede fácilmente aprehender o intuir con su conocimiento silencioso.
   Pues bien, dicho tiempo ya ha llegado desde hace menos de setenta años, lo hemos presenciado con la revolución cibernética y tecnológica, un tiempo de características específicas: ciencia, objetividad, razón, altruismo, genialidad, fraternidad y paz (por mencionar sólo lo positivo), cambios en la divulgación masiva de ideas, la perpetuación de algún mensaje o ideología, ésta ya no será  a través de linajes, las escuelas iniciáticas se abrirán, etcétera. El ciclo anterior demandaba secreto, reserva, y los grupos humanos dedicados a la preparación y conservación de cualquier conocimiento debieron cumplir estos designios. Ahora ya no, todo es diferente y todo se ajusta a una imperativa de características muy específicas y razones estrictas como por ejemplo: divulgación masiva, expansión de cualquier tipo de Saber, globalización, apertura sin restricciones humanas, sociedades fundidas en la diversidad de conocimientos comunales, hacia un tiempo de prácticas colectivas y de SABER.

   Todo Shamán, todo vidente, todo buscador ya está al tanto de esto, a sabiendas o no, todos estamos inmersos. La Ancestralidad que en otrora fue estructurada por conocimientos íntimos entre el Hombre y el Espíritu Universal, en lazos de poder y magia, en visiones de alianzas naturales, en búsqueda perceptual de libertad, constituye para hoy un precedente de rigor, pero ¿Por qué no puede surgir una nueva Ancestralidad –que se  constituya en un Sistema Cognitivo completo– que sea de igual forma un precedente de un futuro aún no llegado? Somos el pasado del futuro, y habremos de recapturar el brillo de las civilizaciones pasadas, para ser reconocidos como una humanidad que se integra a su tiempo, tomando la magia del pasado, y diseñando un presente aún más profundo, sin las viejas añoranzas del que “no quiere dejar su pasado”, ya sea por un falso sentimiento de pérdida, o un reconocimiento fanático de un pasado que tubo si bien es cierto la magia y el conocimiento que hoy en día nos es tan ajeno y nos hace tanta falta, pero que de igual forma no niega que pueda ser recapturado, experimentado en igual o más alto valor, abrazando el presente y señalando a un futuro igual de portentoso. Cuentos de Poder que hoy quizás vuelvan a ser reescritos, o aún mejor escribir los nuestros propios…

   Una Neo-Ancestralidad o Ancestralidad Moderna. Un nuevo comienzo, un nuevo principio. Nuestra civilización la civilización humana de hombres que miran al cielo, y verifican su pequeñez, y fieles a su Saber engrandecen su Conciencia sin aspirar más que a lo justo, sin tomar más que lo necesario, pero siempre con la mirada fija en las estrellas, porque ya sea para el hombre corriente, como para el Shamán, el iniciado: El Universo es un inmenso cuento de Poder y nosotros, seguimos actuando.



 

LA NEO-ANCESTRALIDAD

    La disyuntiva gramatical del término Neo-Ancestralidad o Ancestralidad Moderna es aparente, simplemente se habla de un Oxímoron referida semánticamente como NUEVA VEJEZ.

   Sin tener la función de ser una de esas corrientes o “ismos” que buscan diferenciarse sólo porque sí, dicho rótulo obedece al fiel propósito de ser un mensaje, una exhortación, una idea de propósito; la dirección que tomará evidentemente dependerá del que lo cree justo y necesario, ahora que si así debe ser, el tiempo y las circunstancias dictaminarán cualquier desenlace, para bien del hombre.

   En definitiva la valoración que se le da al Shamán que ve, cuyo ligazón con el intento o espíritu demarcará la potestad veraz de tomar decisiones, establecer rumbos y avizorar desenlaces, es significativa, puesto que por lo mismo de su condición de vidente puede mejor que nadie ver todo indicio de voluntad del intento; éste es, y no el Shamán quien determine las cosas.
   Dentro de su legado escrito, Castaneda precisó muchos puntos importantes, en consecuencia con las decisiones de don Juan Matus como líder de su partida de videntes, y la capacidad del mismo Castaneda como último Nagual vidente y eslabón de un linaje de verdaderos Shamanes.
   El término “moderno” usado ahora para designar el acoplamiento de las prácticas actuales de Shamanismo a un nuevo ciclo, no niega su valor pragmático puesto que se trata de una real posibilidad humana que nada tiene que ver con el tiempo. Es pues que sólo a un nivel superficial podríamos denominar al Shamanismo como moderno, si aludimos a la imperativa cósmica, o designio del intento, de reajuste en su modo de expresión, enseñanza o divulgación. El valor esencial intrínseco del Shamanismo nunca cambiará.  

   Otro punto de suma importancia, que Castaneda deja claro, es el hecho de que en las prácticas de Shamanismo, sea en éste o cualquier ciclo: NO EXISTE MEMBRESÍAS, REPRESENTANTES ESPECÍFICOS, ESCUELAS QUE SE APROPIEN DEL SABER SHAMÁNICO, siempre se deberá mantener los principios establecidos por los videntes del ciclo pasado, los cuales son: El Shamán no es una persona que se presenta como tal, Es y debe Ser siempre sólo una IDEA SOSTENIDA acerca de que nos es posible a todos los Seres Humanos ampliar nuestra conciencia de ser y atisbar nuestra real esencia. Por tanto queda claro que sólo alguien dispuesto a exhibiciones pseudo-shamánicas se acogería a una exposición de su persona o de lo que hace.

   Empero, muy aparte debemos anotar hoy, algunos aspectos que no son claros con respecto a la “modalidad” de este nuevo ciclo (ciclo en curso para los nuevos guerreros,  estipulado por una nueva imperativa cósmica, como veremos más adelante) y no hay modo de responderlos o especificarlos aún, sería necio tratar de hacerlo sabiendo que no hay practicantes activos del Shamanismo que hayan logrado ver, como para reordenar lo dejado por Castaneda en razón de una Neo-Ancestralidad; o por lo menos no he sabido de alguno con la autoridad de señalar algo al respecto o simplemente que se haya pronunciado:

     1) NO ES CLARO EL ROL DE LOS NUEVOS NAGUALES (“nuevo” no por diferente, sino por actual) PARA EL CICLO EN CURSO; primeramente NO podemos hablar de Nagual sino hasta cuando el individuo haya alcanzado la libertad de poder operar por sí mismo en relación al manejo de su primera y segunda atención, salta la vista el hecho de que, efectivamente, tenga que haber algún benefactor que lo haya empujado una y otra vez a la conciencia acrecentada, brindándole las directrices pertinentes para que amplíe su conciencia de ser, recuerde su otro yo y pueda obtener la fluidez de su punto de encaje.

   Obviamente se tiene en cuenta el hecho de que en la actualidad, NO HAY BENEFACTOR O NAGUAL que reeduque a algún posible individuo, por lo mismo de que la estructura social para mantener dichos conocimientos: los LINAJES, ya no son vigentes, esto hace más difícil la tarea. Entonces no existe la posibilidad de una enseñanza directa en aras de mantener “algo”, derivada de un Nagual, así como no existe ya la función de linajes como modo de llevarla a cabo.

   Se plantea claramente el hecho plausible de que, en consecuencia, ya no haya un solo Nagual, sino esta vez sean numerosos Naguales esparcidos en todo el mundo, que trabajen cauta y anónimamente con su pequeño grupo de tres integrantes cuya búsqueda de libertad seguirá siendo su mayor aspiración. Naguales que aunque no tengan el esplendor (aún) de sus predecesores en el ciclo pasado, tengan el deber de tratar de revivir o reencontrar lo señalado por Castaneda, para así algún día ser capaces de encausar más precisa y funcionalmente su real tarea para este nuevo ciclo.
Castaneda señaló que el Nagual de tres puntas, por su configuración energética no está capacitado para continuar ningún linaje, SÓLO PARA ESPARCIR IDEAS SHAMÁNICAS.

   Aquí entra en consideración el hecho de que no puede haber “aprendices” como tal, o miembros vigentes del conocimiento o visión del Shamán, más quizás, y pido perdón por aventurarme a señalar un rumbo y no estar en posición de hacerlo, podría decir que sea éste “grupo funcional” de cuatro integrantes, entre el hombre Nagual, la mujer Nagual el individuo ensoñador y el individuo acechador, los que deban buscar su propia liberación a través del manejo de su percepción, más no habría sucesión de ningún conocimiento, ni guía directa por parte de algún benefactor, sólo quizás directrices aprendidas indirectamente o por mérito propio. Sin duda algo socialmente práctico, pero muy informal.

   EL CAMINO DEL GUERRERO constituye el objetivo más cercano a nuestras posibilidades, como proyección íntima y predilección más importante, es sólo con su encarnamiento personal que se SIMENTARÁN y FORMARÁN LOS NUEVOS GUERREROS, sólo a partir de esto se podrá hablar siquiera de una Neo-Ancestralidad; por el momento, para nosotros, todos en general, el camino del guerrero LO ES TODO.

   Carlos Castaneda último heredero, perteneciente a un ciclo, de un linaje depositario de Conocimientos Ancestrales que pudieron datar de más de 10 000 años de antigüedad, nos trae una obra profusa de detalles, conceptos y prácticas de un incalculable valor. Dicha obra presenta un completo Sistema o Esquema Cognitivo, conformado por diferentes aspectos desarrollados a partir del ejercimiento de una videncia total por parte del Shamán capacitado para ver el flujo de energía en el Universo. Se ha estructurado tácitamente y organizado, a modo referencial, a continuación:

  • El Águila le aparece al vidente como una inconmensurable fuerza que otorga la conciencia de Ser. Cada ser consciente formado, como propósito final de su existencia, deberá enriquecer su conciencia, para que finalmente sea la fuerza del Águila la que la desintegre en su muerte.

  • Las emanaciones del Águila, delineadas por lo conocido, lo desconocido —que están al alcance de la percepción humana— y lo que no se puede conocer.

    -Es debido a la presión que ejerce el flujo de emanaciones sobre los organismos, que estos construyen  su mundo perceptible.
    -La agrupación de emanaciones en racimos forman lo que se denomina como grandes bandas de  emanaciones. Una banda o racimo inconmensurable produce seres orgánicos.
    -La tierra posee cuarenta y ocho de esas bandas, o sea cuarenta y ocho tipos de organizaciones en la  tierra, la vida orgánica es una de ellas, siete bandas producen conciencia inorgánica y cuarenta bandas  sólo generan organización.
    -Los seres orgánicos son más abundantes que los inorgánicos, los inorgánicos se diferencian más entre  ellos.
    -En la percepción común, el punto de encaje perceptual sólo alinea dos bandas de las cuarenta y ocho en  el mundo: la banda orgánica y  una banda que sólo genera estructura. Un Shamán puede alinear siete  mundos, uno por cada banda de conciencia; dos de esos mundos son fáciles de alinear, los otros cinco  son algo casi imposible.

  • La manifestación tangible de los designios, a través de lo que se denomina como Centros Abstractos, como patrones de sucesos sujetos a eventualidades diferentes, en el que el individuo reconoce al Espíritu Universal como su única vía hacia la libertad.

  • Un grupo de trabajo de los videntes, una partida de guerreros, un grupo pequeño de personas con características específicas que acompañan al individuo en el cumplimiento de su misión personal y social.

  • Tres formas de prácticas para diferentes aspectos de desenvolvimiento humano, las cuales son el Acecho (manejo de la primera atención), el Ensueño (manejo de la segunda atención) y el Intento.

  • Tres formas de resolución o niveles perceptuales denominados Primera, Segunda y Tercera Atenciónde resolución o niveles perceptuales denominados Primera, Segunda y Tercera Atención.

  • El Ser Humano conformado por varias capas estructurales, como ser viviente,  perceptibles. Una de ellas la de una esfera luminosa o capullo energético, un conglomerado de campos energéticos aglutinados por una fuerza vibratoria que los une en una luminosa bola de energía, precisamente por la minúscula porción de emanaciones del Águila que están encerradas en éste, que a su vez presenta un punto de anclaje perceptual denominado punto de encaje, clave de la transformación de la energía en datos sensoriales y en su posterior interpretación que condiciona lo que ve, siente y piensa el individuo..

  • El camino del guerrero, un talante necesario, un propósito esclarecedor real como la única herramienta del individuo conciente, ante lo inconmensurable del universo, en la búsqueda de la ligazón entre su existencia y todo lo que esto conlleva y lo externo. La forma más pulcra de Ser y vivir, para cualquier tiempo.


 
 Como es sabido, las clasificaciones son un ardid intelectual para dar impresión de control, queda claro que el legado transpuesto por Castaneda a través de su obra es más rica y profunda que lo anterior mencionado.

   Obviamente no hay manera de definir al espíritu, ciertamente muchas cosas nunca podrán definirse, más si experimentarse. No hablamos del espíritu como una metáfora, no aludimos a algún elemento doctrinario o religioso, y menos se refiere a algo personal, imaginativo o de sugestión; hablamos de algo real, experimentado por el Shamán en su viaje hacia la búsqueda de conocimiento. Si tuviéramos que hacer un esfuerzo por esclarecer tal fenómeno y su implicancia en el hombre, diríamos que el espíritu es una fuerza activa, siempre impersonal casi abstracta, inmanente a absolutamente todo; dicho “sostén causal” pareciera estar presente en cualquier asunto sucedido en el espacio-tiempo del mundo del Shamán, el cual es sin duda algo diferente y más rico a lo que se comprende normalmente;  el espíritu está presente en todo y por todo, y a pesar de su condición activa no puede tener aprehensión más que a un nivel energético-vibracional, es por ello que parece no existir.
   En el caso de los animales y otros seres “inconscientes” o de “poca conciencia” (entendemos conciencia como: la presión particular que ejercen las emanaciones exteriores sobre las emanaciones interiores del capullo luminoso, y la calidad de conciencia de cada ser individual dependiente del grado en que las emanaciones en grande se amalgaman con las de adentro) el espíritu se expresa nítidamente, justo por su naturaleza no compleja psicológicamente, o sea de inteligencia inferior. Sin embargo en el caso del Ser Humano es que resulta ser posible acceder a él sólo poniéndose a su alcance, o sea que el espíritu se le hace accesible al individuo, no de otra forma.
   El Shamán al igual que cualquier hombre que ha podido alcanzar cierto nivel de conciencia, poseyendo más energía vital redirigida a una mayor claridad y control de su conciencia de ser, ha permitido una mayor fluidez en su punto de encaje, y esto conduce, como ser luminoso, a un mayor grado de sincronicidad vibratoria con el espíritu, en otras palabras se nitidifica la relación entre el individuo y esta fuerza activa denominada el espíritu. El Shamán es uno con el espíritu a través del intento, por su condición de ser luminoso. El trabajo personal más relevante para el Shamán, es buscar esto, porque le permite mover su punto de encaje.

   Carlos Castaneda indicó: Para un guerrero, el espíritu es abstracto sólo en el sentido de que lo conoce sin palabras, incluso sin pensamientos. Es abstracto porque no puede concebir qué es el espíritu. Y aun así, sin tener la menor oportunidad o deseo de comprenderlo, un guerrero maneja el espíritu. Lo reconoce, lo llama, lo incita, se familiariza con él y lo expresa con sus actos.
   El espíritu únicamente escucha a quien le habla con gestos. Y los gestos no son señas o movimientos del cuerpo, sino actos de verdadero abandono, actos de generosidad, de humor. Como gesto al espíritu, los guerreros sacan lo mejor de sí mismos y sigilosamente se lo ofrecen a lo abstracto.

   La libertad es un don, habla de nuestra conciencia al reconocer su experiencia y medirla en frugalidad y desprendimiento. Más allá de que no hay nada que nos ate, más que no pedir pero siempre dar, en un sentido de sobriedad e impasibilidad, es poder someterse a las leyes que nos rigen impecablemente, sin pesar ni orgullo alguno, como un esclavo que se hace amigo de su amo y ya no intenta absurdamente escapar, y descubre al fin que era su protector más que su regente. Libertad es saber  moverse conducido, voluntariamente, por el destino, cumpliendo su misión y propósito y disfrutando de ello. Eres libre cuando haces lo que quieres cuando debes hacerlo y cumples tu deber porque así lo quieres; cuando el pináculo de sabiduría te ha conducido inexorablemente a un dominio de tu realidad y tu conciencia se ha expresado como una transfiguración de tu Ser en aras de ti y de la humanidad.
   Sólo en un sentido filosófico verídico y preciso, pero… libertad para nuestro Ser es más que nada — como lo señala Castaneda—  la posibilidad deCONSERVAR NUESTRA CONCIENCIA, que inminentemente tenemos que entregar al morir, en una inflamación de conocimiento donde cada célula se torna conciente de sí misma, y además, conciente de la totalidad del cuerpo. No hay cabida para las palabras, pero el guerrero libre vive en fulgor energético, porque ha aprendido a ver, y ha disipado con esto cualquier ilusión de victoria, derrota o sufrimiento. Que maravilloso ha de ser percibir en realidad la infinitud del Universo, nuestro mundo como es, “volar” en él y quererlo.
   «La libertad es como un ave mágica, misteriosa, que detiene su vuelo un instante para darle esperanza y propósito al guerrero y lo cobija bajo sus alas, alas de libertad y conocimiento».

   Debe recalcarse el hecho de que el grupo de trabajo de los videntes con el que el Shamán o instructor contó en un pasado, pertenece como estructura grupal, a una configuración dictaminada por el tiempo, o sea el de preservar su conocimiento por medio de linajes. Entonces, el cambio para nuestro tiempo vigente, de recién comienzo, debe ser otro. No alcanzo a ver cuál o cómo será la nueva forma estructural del grupo de trabajo de  un Shamán, lo que es claro es que deberá aparecer por sí misma, a través del ejercimiento de una concienzuda videncia. Generaciones humanas ya están en marcha ahora en el Siglo XXI y para los señalados, su trabajo será.



   Carlos Castaneda a diferencia de sus antecesores, como nagual poseía una configuración energética diferente, esto es una división tricameral o de tres sectores de su esfera luminosa (nagual de tres puntas); sus predecesores tenían dividido su esfera luminosa o energética en cuatro sectores, lo que implicaba efectivamente un paralelismo entre ellos y el número de integrantes de su partida o grupo, entre ensoñadores, acechadores y propios. Además se observó que si se añadían más integrantes debía ser de cuatro en cuatro. Para el caso de Carlos todo era diferente, lo que es, un grupo de tres integrantes en su grupo (entre una contraparte femenina Nagual, el individuo ensoñador y el individuo acechador) y deductivamente se entiende que cualquier añadido sería en múltiplos de tres. Esto lo advirtió don Juan Matus (para los que conocen la historia que hoy es una directriz relevante) justo al finalizar su estadía en la tierra, junto con otras implicaciones. Nuevamente indico una posibilidad de que este hecho, el que Carlos tenga una configuración tricameral en su esfera luminosa, presentada en el término de un ciclo que da paso a otro, puede ser una INDICACIÓN o augurio, de que efectivamente esa será la configuración energética y distribución de integrantes del grupo de trabajo del vidente, para todos los naguales venidos en el nuevo ciclo; o sea un nuevo requerimiento para la funcionalidad del Nagual y sus compañeros, para nuestro tiempo.


1) LAS URGENCIAS DE NUESTRO TIEMPO:
Una comprensión obligatoria del nuevo guerrero.

   Si, en efecto, el linaje de Juan Matus y de los Naguales que le precedieron junto con cada vidente de sus respectivas partidas TERMINARON CON CARLOS CASTANEDA; es claro a qué se refería Castaneda cuando lo expresó en la entrevista que le realizaron en el año de 1997, es una decisión que atañe al mismo intento, al espíritu, no nos corresponde más que para consentirla y efectuarla. Pero es que se refiere al cambio de expresión en el aprendizaje y divulgación del Shamanismo, no al cambio en su práctica o peor al cese de la misma. Sé que la grandiosidad del conocimiento del Shamán Ancestral, no desaparecerá con Carlos Castaneda… quizás en un principio todo nos resulte extremadamente difícil y volver a revivir en todo su esplendor y fulgor lo que Don Carlos, don Juan y sus antecesores lograron ser, hacer y vivir, va a ser muy difícil, extremadamente complicado, pero no imposible, definitivamente mucho tiempo va a pasar hasta que alguien logre siquiera acercarse a tan alta valla; pero sí sucederá. Él dijo: «No hay manera de poner un límite a lo que uno puede lograr de un modo individual si el intento es un intento impecable».

   Lo que acabó, con la aparición de Carlos Castaneda, en el mundo de Naguales y videntes Toltecas, fue lo que se conoce como LINAJES, para la conservación de las sabidurías ancestrales, o sea lo repito, ACABÓ EL MODO CÓMO SE CONSERVARÍAN DICHOS CONOCIMIENTOS.
   Lo ratificamos al develar la secuencia a la que se sujeta el intento como fuerza conciente del universo, en un orden que lo marca todo y lo define dentro de parámetros exactos, todo hombre Shamán o no se somete a esto; lo presento a continuación:

   Castaneda expresó: Para los Shamanes, el tiempo y el espacio no son los mismos fenómenos que forman parte de nuestras vidas en virtud de constituir parte integral de nuestro sistema cognitivo normal. Para el hombre corriente, la definición clásica de tiempo es «un continuo no espacial en el que los eventos se producen en una sucesión aparentemente irreversible que va desde el pasado hacia el futuro a través del presente». Y el espacio se define como «la extensión infinita del campo tridimensional, dentro del cual existen las estrellas y las galaxias: el universo». Para los Shamanes, el tiempo es algo así como un pensamiento; un pensamiento pensado por algo de tal magnitud que rebasaba toda comprensión. El hombre, siendo parte de ese pensamiento pensado por fuerzas inconcebibles para su mente, todavía retiene un pequeño porcentaje de dicho pensamiento; un porcentaje que puede ser redimido bajo determinadas circunstancias de   extraordinaria disciplina. El espacio es, para los Shamanes, un ámbito abstracto de actividad. Lo llamamos el infinito y nos referimos a él como la suma total de los esfuerzos de todas las criaturas vivas. El espacio es más accesible, algo casi práctico. Es como si tuvieran un mayor porcentaje en la formulación abstracta del espacio. Los Shamanes nunca contemplan el tiempo y el espacio como oscuras abstracciones tal como lo hace el hombre corriente. Tanto el tiempo como el espacio, si bien incomprensibles en sus formulaciones, forman parte integral del hombre. (Adaptado)

   Los seres humanos, por su cualidad inconsciente, viven atravesados por el influjo de uno de los surcos de la rueda del tiempo, ésta fuerza hechizante comanda su desempeño al igual que el de todas las criaturas que han sido absorbidas por él. La “historia de nuestra especie” que hemos registrado tan ávidamente, corresponde al inexorable transcurrir de este surco de la rueda del tiempo, que en una aparente linealidad demarca, para nuestra comprensión corriente, un comienzo y un final. Pues sin ánimos de argüir aspectos tan obscuros de nuestra existencia, que no llegamos a comprender, es que no lo referiremos más; no obstante, para ésta “linealidad histórica” es que salta al escrutinio un hecho pertinente: Nuestra civilización humana se ha desempeñado a través de la historia de una manera u otra, y aunque concedemos a éste hecho la inapelable condición de “deliberado”, al pensar aún a nivel personal como grupal que dichas acciones humanas serían de dominio y control propio, sabemos que tal desempeño es dirigido por una fuerza activa del Universo, impersonal como siempre, pero funcional y consecuente con todo y entre todo, y no de otro modo. O sea que cada hecho histórico moldeado por los eventos originados en decisiones, comportamientos, misiones, y visiones humanas son preescritos por un orden causal, casi cósmico, si no olvidáramos pues de que nunca el Ser Humano se ha desligado del Universo, por el contrario somos ambos, la pequeñez y la inmensidad, uno parte del otro, nosotros parte integral del Universo.
   Esta orientación sólo es atendible cuando la verificamos a una escala de milenios, y encontramos efectivamente la sincronicidad conocida por algunos iniciados; se hace valer entonces para los Seres Humanos un encause u orientación específica hacia una forma de comportamiento general (en patrones deducibles para las ciencias cosmobiológicas), una urgencia del tiempo para ser realizada, un propósito esencial que todo ser humano, sea guerrero u hombre corriente, debe tener en cuenta, por su obligación superior de búsqueda de sabiduría y verdad.
   El término Shamánico es referido como EL TONAL DE LOS TIEMPOS. Un surco en la rueda del tiempo que la humanidad debe afrontar cada cierto periodo de tiempo, debe vivirlo, ser atrapado por él.

   Don Juan Matus, habla de tonal de los tiempos como: «El organizador del mundo, organización que ordena y modula —lo que de otra forma pudiera ser un caos— todo cuanto sabemos y hacemos como hombres, nos empuja a mantener de cierta forma nuestras sensaciones y pensamientos, es todo lo que conocemos».
En efecto, como ya se dijo, el tonal de nuestro tiempo es la orquestación del comportamiento general de todas las manifestaciones humanas, derivadas de: sus acciones, creaciones, construcciones, organización, divulgación, invenciones y demás, teñidas de una cierta manera totalmente específica y con características precisas, que obedecen a una sucesión de, llamémoslo así, Psicología Global que se transforma de tiempo en tiempo; se expresa por el gobierno de pensamientos masivos, que cambian cada dos mil años aproximadamente.
Se comprueba, para dejar de ser una mera hipótesis, cuando volteamos la mirada al registro histórico que nos precede y lo comprendemos objetivamente, para poner en manifiesto que en verdad la civilización humana avanza por surcos precisos. Se ha anotado así:



¿Por qué es importante esto? Por el simple hecho de que —como nos enseñó don Juan— un guerrero no deja nada al azar, no deja cabo suelto, es impecable porque no tiene nada que perder, práctico y eficaz porque tiene todo que ganar, hay demasiado en juego y conciente de esto atiende a todo, sobre todo a los procesos de su mundo, del que es parte, atiende a los designios de su tiempo y se conduce con propósito, se entrega a una misión, vive en función de ésta y se realiza por ésta. Muy poco del camino del Shamanismo es claro, y con justa razón cualquier información relevante para el guerrero vale oro, pudiendo clarificársele el camino, su proceso de búsqueda que sobrepasa su persona y lo pone en frente de lo  inconmensurable.
   Que más puede destrozar nuestra importancia personal, que más para sacarnos de la fijeza de nuestra imagen de sí, que posar nuestra vista en algo más grande, impersonal, esencial o altruista, cualquier cosa que nos hable del espíritu, del infinito, del Universo, de nuestro tiempo o nuestra tierra; sólo después todo toma su lugar y nos hallamos justo en donde debemos: Seres luminosos, Seres Humanos que tiene una vida que vivir, una función en el Universo, que le deja alegría y satisfacción en ese largo camino hacia su evolución.
   El guerrero ya está listo, sabe que debe saber, porque el tiempo lo señala, entonces cada acto, pensamiento y decisión se conducen con claridad y sabiduría, ya no deja espacio para suposiciones abstractas, conjeturas, o meras acciones mecánicas. Él ya estudia, se informa, conoce, aprende y cuestiona, forma un “armazón de ideas” que le ayudan a descubrir los aspectos más elaborados de su naturaleza. No quiere decir que "endurezca su razón” haciéndola cada vez más frívola y calculadora, quiere decir que se expresa  con la conciencia volitiva que sólo el control de la primera atención o el tonal, puede otorgarle a su persona, o sea que se maneja por el momento con absoluta resolución y se mantenga cuerdo, apto para decidir, algo que a veces sólo el conocimiento y la inteligencia pueden darte.
   Es tiempo de SABER, para después poder actuar y ver. La erudición cumple la función de base en el que la voluntad o proyección de nuestros actos nos permitan ser autónomos, aun cuando todo parece tornarse vago e impreciso. Sin entender a priori que es lo que hacemos correríamos el riesgo de fallar, y fallar por negligencia es ser un tonto, y no está permitido.
El Shamanismo desde “Carlos Castaneda” ya no puede ser el mismo, ya está a nuestro alcance el poder saber cómo funcionan los mecanismos que nos compelen a percibir, ya podemos saber qué nos lleva a percibir, y sobre todo QUE HACER CON LO QUE PERCIBIMOS.

   El valor pragmático de percibir la energía directamente a medida que fluye en el universo para el hombre del siglo XXI o del siglo I es el mismo. Le permite ampliar los límites de su percepción y utilizar dentro de sus medios ambientales tal ampliación. Don Juan decía que sería extraordinario “ver” directamente la maravilla del orden y del caos del universo. (Castaneda)

   En efecto, la visión de don Juan acerca del Shamanismo es terriblemente pragmática, es en toda su expresión un MODO VIVO DE ACTUAR, es muy funcional, claro está, y debe ser tomado en cuenta por todo buscador Shamánico, esto se debe interpolar a cualquier elemento de nuestro sistema cognitivo  común que falla por carecer de aspectos vivos en los que basar nuestro actuar y nuestras decisiones, y no quedarse estancado con fútiles ideas, conceptos literarios pseudo-poéticos que nos dan impresión de “saber algo” pero que cuando más lo necesitamos nos falla, perdiendo un tiempo valioso.

   Los Shamanes como don Juan son esencialmente prácticos. Para ellos sólo existe un universo predatorio, donde la inteligencia o la conciencia de ser son el producto de desafíos de vida o muerte. Él se consideraba un navegante del Infinito y decía que para navegar en lo desconocido, como lo hace un chamán, uno necesita pragmatismo ilimitado, cordura sin medida y “agallas de acero”. Expresó Castaneda.

   Este pragmatismo indispensable para penetrar en los conocimientos Shamánicos, y transformarnos desde nuestros cimientos psico-energéticos más profundos van de la mano, hoy más que nunca, de LA SABIDURÍA, EL CONOCIMIENTO y LA REFLEXIÓN (para el tiempo actual, el nuevo ciclo); ésta condición para el nuevo guerrero de Saber y Actuar le permitirá tal despliegue de sobriedad que clarificará de por sí su extenuante búsqueda, liberándolo de cometer errores que en el pasado, como lo señala Castaneda, los antiguos Shamanes cometieron.

   Castaneda señaló también: El poder reside en el tipo de conocimiento que uno posee. ¿Qué sentido tiene conocer cosas inútiles? Eso no nos prepara para nuestro inevitable encuentro con lo desconocido, un practicante de shamanismo tiene el deber, la obligación de saturarse con toda la información disponible. El trabajo de un shamán es el de informarse de una manera plena de todo lo posible relacionado con el tópico de su interés. El acto shamanístico consiste en abandonar todo interés de dirigir el curso que tal información tome. “Quien arregla las ideas que nacen de tal fuente de información no es el shamán -decía don Juan-, sino el Intento. El shamán es simplemente un conducto impecable”.
   No queda más por decir al respecto, sólo que el nuevo guerrero está obligado a SABER para luego ACTUAR, y buscando un pragmatismo activo en sus prácticas shamánicas, podrá recién valorar su condición de PERCEPTOR DEL INFINITO.

   La correspondencia energética de nuestro cuerpo físico es nuestro cuerpo luminoso, capullo energético o esfera luminosa. Cuando hablamos de un individuo se le entiende, a un nivel general, como la suma de su intelecto (capacidad de procesar los datos que su sistema nervioso capta), sus emociones (determinada gradualidad de hormonas que el sistema endocrino, por predisposición genética, segrega como una constante de vida que nos lleva una y otra vez a reaccionar emocionalmente del mismo modo, pero que no obstante pueden ser refinadas o dirigidas bajo el poder de la disciplina y voluntad humana) y su energía cuyo conglomerado final se asienta en la esfera luminosas.
El intelecto o psique, el cuerpo físico-emocional y el cuerpo energético evidentemente se encuentran enlazados o más preciso decir unificados en un individuo, son uno sólo por cuanto cualquier rasgo evolutivo afecta a todo integralmente (debo agregar que en la visión pragmática del Shamanismo, uno es a final de cunetas CUERPO y ENERGÍA, como dicotomía final)
   Un vidente puede verificar rápidamente el “registro energético” o cualidad psicobiológica de un individuo sólo viendo su esfera luminosa, de esto Castaneda nos lo dio a conocer con toda claridad. Como el vidente puede aprehender con su percepción, que es orgánica y energética a la vez, dicho capullo luminoso, puede en efecto determinar con total rotundez que cualidades personales el individuo maneja como Ser.

   Un vidente puede verificar rápidamente el “registro energético” o cualidad psicobiológica de un individuo sólo viendo su esfera luminosa, de esto Castaneda nos lo dio a
conocer con toda claridad. Como el vidente puede aprehender con su percepción, que es orgánica y energética a la vez, dicho capullo luminoso, puede en efecto determinar con total rotundez que cualidades personales el individuo maneja como Ser.

   En la actualidad nos atenemos, por la evidente falta de capacidad para ver energía, a percibir la superficialidad de un individuo sujetándonos a arbitrariedades o subjetivismos a la hora de juzgar; por cuanto poco podemos deducir del comportamiento de una persona, al ser el hombre moderno tan “diestro” en enmascarar su real esencia y maniobrar su psicobiología a favor de su conveniencia y provecho personal, o sea que muestra algo diferente a lo que es, en un autoengaño nada útil para su propio aprendizaje o para una convivencia social fructífera.
   En este caso hay ciencias iniciáticas que vienen en nuestra ayuda, aquellas que hombres sabios y muy capaces a lo largo de nuestra historia humana han podido develar, al captar inteligentemente los secretos del universo, deduciendo patrones en ellos, que nos afectan, que nos rigen, para más tarde verificarlos y sustentarlos con el bagaje de conocimiento científicos que se poseen en la medida del tiempo al que pertenecen; para nosotros un Shamán no debe ser alguien tonto, al que le importa poco o nada las proyecciones de su saber, que podrían traerle luz a su vida personal y la capacidad de desenvolverse con más eficiencia, más resolución.
   Un Shamán antiguo nunca despreció el valor de la astronomía empírica, pues dentro de su sabiduría intuitiva, supo reconocer dichos patrones y hechos en la naturaleza misma, el universo y en todo su mundo en general. Un Shamán de los tiempos actuales consideraría esto y lo ajustaría a sus necesidades con el propósito que su espíritu le indique, con el fin de verificar él mismo el orden causal entre su entorno y él mismo.

   Un hecho mágico, por ejemplo, es nuestro nacimiento.
El nacimiento, para la conciencia individual, constituye el ingreso desde EL NAGUAL hacia EL TONAL, eso es indiscutible; la relevancia por tanto es clara, en ello, el tiempo y el espacio son factores importantísimos; ya en las obras de Castaneda se ha explicado, que en los viajes del guerrero, en el ida y vuelta entre ambos: el tonal y el nagual, el momento de su regreso así como el lugar en el que aparece cobran una importancia descomunal, para deshilvanar de la manera más perfecta su implicancia, como augurio o designio, en su vida. Que sea el nacimiento tal hecho, nos trae consigo un sinfín de información que será determinante para el nuevo Shamán.

   Don Juan dijo: Los videntes vieron que la conciencia de ser crece desde el momento de la concepción, se enriquece con el proceso de vivir. Lo empezamos a cuidar desde el momento de nacer. En el momento en que tomamos la primera bocanada de aire, también ese mismo aire es poder para el tonal. Así que, es muy apropiado decir que el tonal de un ser humano está ligado íntimamente a su nacimiento.
   Debes recordar este punto. Es de gran importancia para entender todo esto. El tonal empieza en el nacimiento y acaba en la muerte.

   Resulta claro que la complexión energética no sólo empieza a funcionar desde el nacimiento, sino que ya se encuentra constituida o determinada en su totalidad, es decir que el tonal del individuo en el momento de su nacimiento, con sus características energéticas precisas, ya está estructurado de determinada forma. Cualquier arreglo (energético) se realizará en la medida que el guerrero avance por su senda, y pueda acceder a una reestructuración psicobiológica-energética.

   El capullo luminoso representa la fidelidad del estado psicobiológica del Ser Humano, que se consolida en el nacimiento devenido de la concepción en el que éste se crea; pero es en el nacimiento más que en la concepción donde el tiempo y el lugar cobran importancia.

   Sólo un vidente, como dijimos, puede ver los aspectos energéticos que el capullo luminoso posee, y que reflejan los estados psicobiológicos del individuo; como benefactor éste reestructura la complexión energética de su sucesor por presión externa o por hacerle comprender desde sí mismo la imperativa de cambiar, de tener que remodelar las estructuras cognitivas con las que aprecia su vida y se entiende a sí mismo. Para nosotros que NO contamos  con el ver de un Shamán instructor ¿Qué podemos hacer? 
   Por eso, con anterioridad se mencionó cuán importante es conocer todo lo que se puede al respecto de lo que nos interesa: el Ser Humano, en medio de la precariedad de conocimientos, cualquier Saber puede venir a aclararnos el panorama. Es por tal motivo que en consecuencia, me permito mencionar a la disciplina iniciática conocida como Cosmobiología; aquí los conocimientos cosmobiológicos distinguen doce tipos de fuerzas, cualidades energéticas o formas vibratorias que se originan de las interacciones físicas entre el Sol, la Luna  y nuestra Tierra. Los cuerpos celestes tienen sus campos de energía, sus propios capullos inmensos que albergan todo lo existente sobre ellos. «Los antiguos videntes vieron que la Tierra tiene un capullo. Vieron que hay una pelota que contiene a la tierra, un capullo luminoso que encierra a las emanaciones del Águila. La tierra es un gigantesco ser consciente sujeto a las mismas fuerzas que nosotros» expresó don Juan, y es así que resulta totalmente cierto que del geodinamismo originado por el propio flujo energético devenido del movimiento del complejo tierra-luna alrededor del sol, el generador energético más intenso del sistema solar, es que se manifiestan estas doce fuerzas, siendo la base energética estructural de absolutamente todo ser, todo organismo, y plausiblemente de cualquier dominio material entre vegetales y minerales; aun llegando a manifestarse estas tipología energéticas también en sus correspondientes armónicos de las analogías naturales entre el sonido, el color, etcétera.

   Como ya se dijo, en el momento del nacimiento de un individuo, dicha fuerzas se compenetran con éste, por el hecho de que un Ser se ha formado con la independencia de poder existir por sus propios medios; las cualidades energéticas de éstas fuerzas cósmicas modelan, a través del sostén orgánico y energético, la base neuroendocrinológica del cuerpo y la estructura energética del capullo luminoso que conformaran en sí la totalidad del individuo como Ser Conciente; es aquí que se determina todo por cuanto el individuo presentará de por vida, como una base preestablecida en la que trabajar para su evolución. El modo como se conjugan las cualidades energéticas, como manifestaciones del nagual, vale decir, en el momento y lugar de nacimiento en el que el individuo nace, predispondrán tanto su complexión energética como psicobiológica, así, características precisas le serán dotadas a su capullo luminoso, marcando inclinaciones energéticas que le acompañarán el resto de su vida y la posición inicial de su punto de encaje. Hay que aclarar que dichas inclinaciones energéticas se manejan en el plano de lo inalterable en el individuo, ese “tonal que nunca cambiará” pero sí podrá ser purificado, reordenado, sutilizado, es ahí donde el plano del determinismo desaparece cuando el guerrero inicia su propia reestructuración energética, pero siempre teniendo como base la complexión energética con la que empezó a existir.
   Teniendo en cuenta cuál es el modo en que estas fuerzas se conjugan al momento de nuestro nacimiento, ya sea por la capacidad de ver energía de un Shamán logrado o por el escrutinio deductivo de las ciencias iniciáticas, el individuo tendrá a su alcance la visión de su tipología energética, en donde uno encontrará que puede estar más predispuesto a ser  Acechador o Ensoñador, si se quiere abordar la vía del Shamanismo como forma de realización; un individuo puede estar afectado en proporciones cualitativas y cuantitativas indistintas de una o varias de estas fuerzas cósmicas a la vez, pero siempre preponderan las formas energéticas de tal o cual característica, lo que le conferirá al individuo una tendencia íntima de afinidad o con el arte del acecho: capacidad energética de tratarse o tratar con el mundo (primera atención) o con el arte del ensueño: capacidad energética de maniobrar en otro nivel de la realidad (segunda atención).
   El tonal no sabe que las decisiones están en el terreno del nagual. Cuando creemos decidir, no hacemos más que reconocer que algo más allá de nuestra comprensión ha puesto el marco de nuestra dizque decisión, y todo lo que nosotros hacemos es consentir. Dijo don Juan.
   Al final todo queda en el plano de la predisposición para luego, y sólo no obviando esto, saltar al de la transformación; se empieza siendo carbón y se deberá terminar como diamante, se empieza siendo un hombre corriente y se deberá terminar como un hombre de conocimiento, se empieza teniendo en nuestro capullo luminoso un resplandor ámbar rosado y se deberá terminar teniendo un color ámbar más puro; eso es la libertad, el poder elegir.



   Esa ley de correspondencias existe entre todas las cosas; así, los símbolos pueden explicarse mejor cuando se sabe que los reinos mineral, vegetal, animal, están estrechamente ligados y que una misma tasa de vibraciones une tal metal a tal planta, a tal animal, a tal parte del cuerpo humano, a tal astro en el cielo, etc.…
   Esto nos lleva a hablar de la Arqueometría, ese antiguo sistema de medida. […] En efecto, el sistema de leyes de analogía y concordancias permite encontrar la llave de una lengua anciana casi desconocida, por el hecho de una “Clave” que da los elementos de base. […] El paralelismo entre orgánico e inorgánico, entre macrocosmo y microcosmo, encierra las bases cuyas aplicaciones pueden extenderse a los dominios más variados: biología, química, física, ingeniería, artes, etimología, etnología, arqueología, historia, moral, filosofía, religiones, astronomía, astrología, geometría, guametría, profecías… (Dr. S. R. de la Ferrière)

   Es por este conocimiento que resulta importante la aplicación de las analogías denominadas arqueométricas en la MAGIA, donde el Shamán puede operar en el mundo invisible sabiendo qué cualidades energéticas conforman la totalidad de su Ser y el Universo, ya sea por medio de la acción simpática o la correspondencia armónica pueda éste resolver mágicamente utilizando los elementos adecuados que resonaran al nivel que desee, conociendo la finalidad del procedimiento, y la utilización adecuada de estas fuerzas para su propósito. Los rituales dirigen la segunda atención del Shamán y cuando el propósito es firme y se realiza en aras de limpiar su ligazón con el espíritu podrían tener una razón de ser, pero nunca basado en morbosidades egocéntricas que lo único que generan es un aumento de nuestra importancia personal. Hay que tener muchísimo cuidado por cuanto el Shamanismo elucidado por Castaneda nos previene de separar claramente las prácticas que ayudan a nuestro propósito y las que lo entorpecen.

   Estas fuerzas cósmicas constituyen el sostén o armazón energético, tipológicamente, que estructura toda existencia energética en el espacio y tiempo del Shamán, literalmente; y es la Cosmobiología ahora quien nos revela eso.

   El conocimiento al que el Shamán se enfrenta se va perfilando con el tiempo, es ahí donde su hambre por sondear los misterios le otorga una ventaja por sobre el hombre corriente, él considera cualquier tipo de Saber cómo un obsequio en su camino, diseñado para ser una herramienta en sus manos, en su búsqueda de libertad. Saber cuál es la imperativa del tonal de nuestro tiempo, saber qué tipos de fuerzas del nagual disponen las posibilidades energéticas y psicobiológicas del Shamán, saber que el Universo resuena a través de doce formas distintas de energía, nos apertura una puerta donde el Shamanismo pragmático se funde con el conocimiento y la sabiduría necesaria para afrontar lo desconocido, optar por la ruta más corta hacia la libertad perceptual, o sea la completa redefinición del propósito del Shamanismo ¿Para qué el Shamanismo se hace accesible al hombre? ¿A dónde nos conduce la realización de la primera y segunda atención? ¿Cuál es el sentido último del Shamanismo y cuál debe ser la noción última del Shamán?

 

2) PROFUNDIZACIÓN PROGRESIVA EN LOS CONOCIMIENTOS ANCESTRALES LEGADOS POR CASTANEDA:
Retomando las “enseñanzas de don Juan”.

   Antes de venir a esta tierra, cuando no teníamos estructura orgánica, no teníamos modo de ser o sentidos, desde la oscuridad infinita del águila, desaparecidos en el Nagual esperando nacer…
   Ahora nos hallamos acá y habitamos un cuerpo, poseemos conciencia de ser y percibimos, presenciamos… para el guerrero la fortuna más grande es el poder estar conciente, conciente de que este mundo, por ejemplo, es su protector, su hogar, el don de poder presenciar cada organismo que la causalidad de la evolución originó, los detalle colores y mecanismos, ver lo portentoso de la manifestación inteligente y sus criaturas, la vegetación, el clima, y el universo en la bóveda celeste sobre nuestras cabezas. Caer en cuenta de la gracia que es poder retener en nuestras retinas cada reflejo de luz que reconoce formas y presencias, después de no haber estado aquí antes y lo que implica la inmensa fortuna de haber nacido.
   Si hemos venido hemos de irnos, es un hecho, es por eso que la predilección de un guerrero es la vida, sea como sea ésta, alborotada con un sinfín de historias y sucesos que de ninguna manera empañan la magia del momento, el presente; la predilección del guerrero de acercarse cada vez más a su partida y sonreír gratamente al ver el sol, su piel caliente que se estremece nerviosamente, la respiración que inunda su pecho y cómo él se reconoce vivo, despierto, atento; ese es la fuente de su querer más grande y por él es que emprende su interminable lucha, por ser él mismo el milagro mágico que tanto añora encontrar, y su vida un motivo, y su pensamiento una proyección, y su cuerpo un medio…
   Para luego, de nuevo volver a la oscuridad, al infinito.

   El modo como se expresa un Maestro Shamán es siempre en función del espíritu, él como conducto impecable no se permite imponer su voluntad más que para algún propósito revelado como parte de los planes superiores de las fuerzas impersonales del universo que dirigen a los hombres; él no va por ahí otorgando funciones o actuando para su propio beneficio, o sea que la actitud “pasiva” como hombre sabio es la base inspirativa de su actividad, para serle fiel al movimiento natural del tiempo, y el flujo de los sucesos que se expresan por eventualidades, circunstancias y motivos.
Un Shamán no elije nada o a nadie para cualquier cosa; y sin embargo siempre hay algo que hacer, aunque sea por ejemplo esperar, y alguien con quien estar, aunque sea por ejemplo para no estar desolado en el infinito. Entender esto nos exime de la idea autosuficiente de que podemos armar nuestro mundo o elegir quienes lo conforman.

   «Aunque parece que los shamanes no hacen nada, más que tomar decisiones, en realidad no toman ninguna decisión. Lo único que tienen son sus descubrimientos». (Don Juan Matus)

   Está claro la importancia vital de sincronizarse con el espíritu o intento universal, cuando el Shamán sutiliza su energía interna y se permite resonar con el orden causal del universo, ese estado donde impera el silencio interno, una unidad funcional de su cuerpo y su energía que le conlleva a mover su punto de encaje y pone a su alcance la posibilidad de intuir directivas o captar planes de acción, pues siendo lo suficientemente sagaz y flexible es que logra atender el panorama que se apertura ante él que lo invita a ser desarrollado. Este conocimiento silencioso es el filtro a través del cual el Shamán actúa, motor de sus decisiones y acciones y preludio para desarrollar su capacidad de Ver.

   Carlos Castaneda dijo: Los Shamanes del México antiguo pusieron un enorme énfasis en la destreza física y el bienestar mental y este mismo énfasis prevalece en los Shamanes de hoy en día. La sensatez y la habilidad física eran las dos cosas más importantes en la vida de esos hombres y mujeres. La sobriedad y el pragmatismo son los dos únicos requisitos indispensables para alcanzar el conocimiento silencioso para entrar en otros reinos de percepción. Para navegar de manera genuina en lo desconocido se necesita una actitud de osadía, pero no de descuido. Para establecer un balance entre la audacia y el descuido, un Shamán tiene que ser extremadamente sobrio, cauteloso, hábil y estar en una soberbia condición física.
   Hace falta tener un cuerpo flexible y dúctil si buscas destreza y sensatez. Estas son las dos características más importantes en la vida de un Shamán, porque generan sobriedad y pragmatismo, o sea, los únicos requisitos indispensables para ingresar en otros ámbitos de percepción. Para navegar en forma genuina en lo desconocido se requiere de una actitud audaz, pero no imprudente. A fin de establecer un equilibrio entre audacia e imprudencia, es preciso que un brujo sea sumamente mesurado, cauto, hábil, y que, además, goce de un excelente estado físico.
   ¿Y por qué un excelente estado físico? ¿No bastan acaso el deseo o la voluntad de viajar hacia lo desconocido?
   ¡Decisivamente, no! El solo hecho de hacerse a la idea de enfrentar un ámbito desconocido -y ni hablemos de ingresar en él- exige nervios de acero y un cuerpo capaz de contener esos nervios. ¿De qué te valdría ser audaz si no dispones de gran lucidez mental, destreza física y la musculatura adecuada? (Adaptado)

   La importancia que se le da al cuerpo físico, en sus aspectos operativos, es algo que se ha visto sólo en el Shamanismo descrito por Castaneda, al igual que en el verdadero conocimiento iniciático la forma como se preserva la salud física constituye el eje de toda actividad shamánica, evidentemente el equilibrio físico, mental, la agilidad, la elasticidad, un cuerpo fuerte, entre otros valores son la forma como se podrá tener la posibilidad de una REDISTRIBUCIÓN ENERGÉTICA, se sabe que la flexibilidad de la columna vertebral está relacionada con el nivel de energía en el individuo, y es que el cuidado alimentario, el ejercicio, el mantener el cuerpo dúctil y flexible son aspectos que terminan siendo preámbulos a la actividad energética, en fin, todos éstos importantísimos para preparar al Ser, unificarlo, como organismo perceptor.
   Carlos Castaneda señaló con especial atención, en la divulgación de los PASES MÁGICOS ANCESTRALES denominados hoy como TENSEGRIDAD, el hecho de establecer movimientos corporales que al ejecutarlos pudiesen redistribuir nuestra energía, energía que normalmente está apelmazada y que se liberaría e ingresaría a los vórtices vitales del cuerpo.

Así lo explica Castaneda, textualmente:
 La Tensegridad es la versión moderna de los pases mágicos de los Shamanes del antiguo México. La palabra misma constituye una definición sumamente apta, dado que es una combinación de dos términos, tensión e integridad, que denotan las dos fuerzas impulsoras de los pases mágicos. La actividad creada por la contracción y la distensión de los tendones y músculos del cuerpo es la tensión. La integridad es el acto de considerar el cuerpo como una unidad sana, compacta y perfecta.
   La Tensegridad se enseña como un sistema de movimientos, dado que, en un entorno moderno, es la única forma en que resulta posible abordar el vasto y misterioso tema de los pases mágicos. En la actualidad, quienes practican la Tensegridad no son Shamanes en busca de alternativas shamánicas que impliquen disciplina rigurosa, esfuerzos y penurias. Por lo tanto, el énfasis de los pases mágicos deberá ponerse en su valor como movimientos y en todas consecuencias que esos movimientos ofrecen al practicante. La opinión personal de don Juan era que el beneficio de practicar los grupos extensos resultaba obvio; ese tipo de ejercitación obligaba a los chamanes iniciados a utilizar su memoria cinestésica. Consideraba que el uso de la memoria cinestésica aportaba un beneficio concreto, que aquellos Shamanes habían descubierto accidentalmente y que tenía el maravilloso efecto de anular el ruido de la mente: el diálogo interior.

   Un tema muy importante que ha de tenerse en cuenta al practicar la Tensegridad es que los movimientos deben ser ejecutados con la idea de que el beneficio de los pases mágicos llega por sí mismo. Es preciso hacer hincapié especial en esto. Al principio resulta muy difícil comprender que la Tensegridad no es un común sistema de movimientos para el desarrollo físico. Si bien desarrolla el cuerpo, ese desarrollo no es sino un efecto secundario de otro, más trascendental. Al redistribuir energía que ha quedado inutilizada, los pases mágicos pueden conducir al practicante a niveles de conciencia en los cuales los parámetros de la percepción normal y tradicional son suprimidos por el hecho de ser incrementados. Así, el practicante puede lograr, incluso, ingresar en mundos inimaginables.
   -Pero ¿por qué habría yo de querer ingresar en esos mundos? -le pregunté a don Juan cuando me describió esa consecuencia de los pases mágicos.
   -Porque eres una criatura de conciencia, un percibidor, como todos nosotros -me contestó-. El hombre se encuentra en un viaje de conciencia, momentáneamente interrumpido por fuerzas extrañas. Tienes que creerme: los hombres somos criaturas de conciencia. Si no tenemos esa convicción, no tenemos nada.
   Siguió explicando que el ser humano, desde el momento en que su viaje de la conciencia se vio interrumpido, ha quedado atrapado en un remolino y da vueltas y más vueltas con la sensación de moverse con la corriente, pero lo cierto es que permanece quieto.
   -Hazme caso -prosiguió don Juan-, porque las mías no son afirmaciones arbitrarias. Mi palabra es el resultado de comprobar personalmente lo que los brujos del antiguo México habían descubierto: que los seres humanos somos seres mágicos.

   Realmente que la Vía Shamánica hacia la realización, con cada aspecto del conocimiento y las prácticas que desarrollaron los videntes del ciclo de Carlos Castaneda, comprende un camino sumamente arduo, que CONSUME TODA LA ANENERGÍA, al ir avanzando por dicho camino de conocimiento; es por eso que si bien, como se dijo antes, otros Saberes son fundamentales para el nuevo Shamán, es sólo al principio que su importancia se revela, más tarde el Shamanismo descrito por Castaneda, como estructura cognitiva de hechos energéticos y esquema pragmático de evolución perceptual, se hace suficiente por sí mismo, y en esto también estamos de acuerdo.

   Los tiempos cambian, aunque sólo en las bases externas que conforman la forma de su expresión, su esencia es una sola y por ello el Shamanismo también es uno solo. Simplemente hay restructuración, perfilamiento.
Aquí entra a colación un tema importante para el buscador de conocimiento, aquel que vive una existencia en función de conciencia y verdad: el haber nacido ahora o hace 10 000 años lo pone, en igual proporción, ante un mismo hecho, el de la imagen de sí, su importancia personal, el modo como SE VALORA CIRCUNSTANCIALMENTE; todos nos vemos sometidos a la “irrefrenable” tendencia de vivir de nuestros triunfos, de nuestro “saber”, de aquello que hemos conquistado, sea una conquista en este mundo o en otros, conquistas perceptuales que nos llevan a pensar repetitivamente que somos lo que hacemos. Una absurdidad.
  Don Juan Matus, en el Shamanismo Ancestral, concretizó este punto y lo enmarcó, el vencer a la importancia personal, como la principal función del Shamanismo y el más útil propósito de un Shamán; porque con justa razón, esto apertura el ingreso a un mundo de posibilidades cada vez más grandes.
  No hay treta posible en la vía del Shamán, aun cuando nos vemos conmocionados por el hecho de “adquirir facultades”, “obtener poder” o “romper los parámetros de nuestra percepción”, si comprendemos que nada de esto tiene relevancia si lo sobrevaloramos situándolo por encima del descernimiento, si nos da pie para sentirnos de tal o cual manera, y deteriorar nuestro espíritu con arrogancia, morbidez, y nos transformamos en personas taciturnas, soberbias, sedientas de “violar” más o con mayor intensidad los misterios por engrandecer nuestras capacidades y velarlos con provecho personal.
  Queda claro que el Shamanismo ulterior a todo aspecto descrito, viene a liberarnos más que a aprisionarnos, nos otorga una posibilidad de fundirnos con todo, sin ser más que, o menos que,  y finalmente, seguir transcurriendo por nuestro viaje de conciencia; la frugalidad ayer, hoy y siempre será la puerta última que el Shamán deberá transitar, en su paso de hombre de poder hacia hombre de conocimiento.

Don Juan enseñó:
   Los brujos, al usar su voluntad, han logrado ampliar sus visiones del mundo. Mi maestro y mi benefactor eran claros ejemplos de esto. Eran hombres de gran poder, pero no eran hombres de conocimiento. Jamás rompieron las barreras de sus enormes visiones y por eso jamás llegaron a la totalidad de sí mismos, aunque sabían que existía. No era que viviesen vidas aberradas, tratando de agarrar cosas más allá de su alcance; sabían que habían perdido la ocasión y que sólo a la hora de su muerte se les revelaría el misterio total. La brujería les había permitido echar sólo un vistazo, pero nunca les dio el verdadero medio de llegar a esa esquiva totalidad de uno mismo.
   Di lo suficiente de la visión de los brujos sin querer que se engancharan. Dije que si uno hace encarar a dos visiones, la una contra la otra, puede escurrirse entre ambas para llegar al mundo real. Me refiero que sólo puede llegarse a la totalidad de uno mismo cuando uno tiene bien entendido que el mundo es simplemente una visión, sin importar que esa visión pertenezca a un hombre común o a un brujo.
   Aquí es donde me he apartado de la tradición. Tras una lucha de toda la vida, sé que lo importante no es aprender una nueva descripción sino llegar a la totalidad de uno mismo.

   Ante la elección de morir en el mundo de los asuntos cotidianos o morir en mundos desconocidos, los hombres de espíritu aventurero elegían inevitablemente lo segundo, y que, dándose cuenta de que sus predecesores simplemente eligieron cambiar el lugar de su muerte, los nuevos videntes comprenden la inutilidad de todo lo que los antiguos videntes hicieron; la inutilidad de luchar por controlar a sus semejantes, la inutilidad de alinear otros mundos y, sobre todo, la inutilidad de la importancia personal.
   Una de las decisiones más afortunadas de los nuevos videntes es el nunca permitir que sus puntos de encaje se movieran de manera permanente a cualquier posición que no sea la conciencia acrecentada. Desde esa posición, se resuelve de hecho el dilema de la inutilidad y uno se da cuenta de que la solución no consiste en escoger un mundo alternativo en el cual morir, sino en elegir la conciencia total, la libertad total. (Adaptado)

   Se ha dicho, la única función de éste escrito, el único propósito de lo planteado como Neo-Ancestralidad es el de IMPELER A LA ACCIÓN, A LA ORGANIZACIÓN DE NUEVOS GUERREROS PARA RETOMAR UNA RAZÓN DE SER, UN SHAMANISMO DE HECHOS ENERGÉTICOS. El mensaje es uno sólo y es claro: ATIENDAN EMPEÑOSAMENTE LO DICTADO POR CASTANEDA, PRACTÍQUENLO Y MUEVAN SUS PUNTOS DE ENCAJE, EN ARAS DE UN NUEVO TIEMPO MÁGICO.
   El Shamanismo se ha transformado, revolucionado, se ha esclarecido y enrumbado, los secretos ancestrales han sido revelados.


NUESTRO TIEMPO MÁGICO

    ”Somos exactamente como somos, para hacer precisamente lo que venimos a hacer”. No podríamos pretender saber porque él, un antropólogo con dotes de escritor, sería el puente o nexo entre un mundo donde prevalece el Poder, la magia y la percepción, rigiendo de manera contundente las vidas de un grupo de personas, sobrevivientes de civilizaciones milenarias, que buscan activamente algo tan evasivo e inigualable como es la libertad; no podríamos pensarlo porque es innecesario, el personaje o medio por el cual se transmite algo no debe ser punto de atención, más el mensaje en sí y por sí debe ser asimilado en cada dimensión que nuestra conciencia nos permita.

   Carlos Castaneda, don Juan y su grupo de videntes serán recordados con gratitud, al igual que muchos otros, por el hecho de hacernos evidente la información que sería decisiva para el moldeado de un futuro diferente. Ellos comprendieron todas las implicaciones de esto, porque intuyeron de la manera más directa el hecho de que así debe ser. Carlos Castaneda abrió la puerta hacia las prácticas de un Neo-Ancestralismo, de proyecciones sólidas, sin necesidad de especular, con un pragmático sistema de prácticas y descripciones que nos enrumban hacia una nueva dimensión: la de la PERCEPCIÓN CONSCIENTE.

    Carlos Castaneda, cumplió con su misión, un destino atribuido por fuerzas que escapan a nuestra comprensión, y que dejarán huella en la travesía humana hacia la evolución de la conciencia de nuestra especie.
Hoy por hoy sin decir al respecto más, gracias a un linaje preservado por verdaderos guerreros Toltecas, nuestras generaciones podrán abrirse paso hacia grandes posibilidades: y como una flecha lanzada al viento por el puro impulso de la voluntad de aquellos Shamanes- videntes, sin más guía que la luz de la luna y las estrellas, y con posibilidad de perderse o fallar, se conducirá hacia su objetivo, traspasando el tiempo para tocar a cualquiera que quiera recibir su intento, un intento inflexible de magia, misterio y poder, en la rueda del tiempo para los nuevos Shamanes.



   Toda instrucción, se valora como tal, cuando despierta en un individuo el anhelo de búsqueda y reencuentro trascendental, logrando un cambio real a un nivel profundo y mantenido. El individuo ejemplifica a la instrucción, la encarna en pensamiento y acción. La instrucción sólo es una vía de muchas, no pertenece a nadie, pero puede valerse de cualquiera. Su naturaleza te muestra el camino y te apertura a que camines por él; la reconoces porque al transcurrirla te haces más libre, más fluido, más desprendido y a la  vez más quieto, más silencioso.
   El Shamanismo es una vía, una senda interminable; nos habla de un reencuentro, una alianza con nosotros mismos, con la naturaleza: nuestra tierra y el Universo; pero cuidado, porque en dicho proceso el Shamán vive batallas internas interminables, y busca diligentemente saber los mecanismos que rigen y disponen su mundo. Él opera con igual eficiencia en su vida de todos los días como en sus viajes al infinito. El infinito cuenta para nosotros tanto como el haber nacido, son parte de una rueda que eludimos por estar tras asuntos insignificantes, no es pues necesariamente el espacio abierto a nuestro alrededor, es más una proyección de nuestra atención a sondear y vivir los misterios, traer orden y belleza, propósito y evolución, y luego quién sabe... aspirar a algo más; y por supuesto mucho disfrute, el placer de existir en un tiempo maravilloso.

   En efecto, el Shamán maniobra en el mundo invisible, conoce las leyes que rigen nuestro mundo, sabe de analogías, recolecta Poder y vive en razón de éste; y ahora más que nunca, debe buscar explayar su percepción, revivir los misterios del cuerpo energético, de la ensoñación, del punto de encaje y conducirse fielmente a la búsqueda de un periodo de paz y libertad.
   La instrucción a la que hemos sido presentados todos, por Carlos Castaneda, se valora por su efectividad como Sistema Cognitivo (si se le puede llamar así) en su aplicación práctica de los elementos que impelen a la acción (acecho) y a las que tratan temas más obscuros (ensueño e intento), son por tanto propiamente una vía, de reestructuración energética y de estimación de nuestro potencial humano.
   Siempre van a existir tergiversaciones, detrimentos orales de lo que al principio se quiso que fuera un esquema preciso de algo, esencial, de proyecciones filosóficas y prácticas, y que más tarde terminan siendo desviaciones razonadas por adeptos o practicantes que, y debido al paso del tiempo también, nunca prosperan, o si lo hacen llegan a ser una versión acomodada y mundana. Pero, no obstante, al final siempre imperará la luz, eso es seguro. Y se debe empezar a trabajarla desde los aspectos más ordinarios; como por ejemplo la actual divulgación de los “temas shamánicos” por parte de pocos escritores que persisten en repetir los aspectos más superficiales del tema, siempre con cierto velo pseudo-mágico y de aparentes estados alternos, otros mundos, y visiones extrañas. No es que este mal, lamentablemente eso es todo lo que tenemos registrado del paso de muchas civilizaciones y nuestra realidad o tan racional o tan fanática. ¿De qué sirve pues hablar de animales de poder, otros mundos, estadios de conciencia alterada, misticismo, espiritualidad shamánica, o vuelos de trance guiados por alucinógenos, si no comprendemos cómo funcionan, si son viables o no a nuestra naturaleza oculta, si todo esto posee estructura, esquema, razón de ser, causa en un sistema tangible de aprehensión?  En otras palabras, si es que dejan de ser meras teorías, y se proyectan a ser algo más. Evidentemente el propósito no es racionalizar, pero tampoco es bosquejar tan someramente el asunto sin hacer uso de una base contundente de referencia y propósito; dejando de lado tanta tautología y expresarse a través de formas que se conduzcan con sabiduría real que nos salve de ir a tientas, de especular o de ser redundantes y frívolos cuando abordamos el tema. Si, ahora poseemos lo transmitido por Carlos Castaneda, ya contamos con una consistente y muy valiosa “pauta” con la cual exponer, reescribir nuestras teorías, reorientar nuestras explicaciones y poder describir al fin lo que es Shamanismo y absolutamente todas sus intrincadas implicaciones. Ya podemos responder a preguntas que nos han abrumado por milenios, y ni siquiera nos hemos dado cuenta.
   En fin, pido una revalorización de lo que sabemos y hemos escrito o describido, y se vuelva a hacer a partir de lo legado por Castaneda  a partir sólo de lo que nos transmitió en sus obras, bosquejo suficiente para poder uniformizar, unificar, construir y diseñar lo que sabemos hasta ahora de Shamanismo, en conceptos, explicaciones y procedimientos. Trabajar bajo “el filtro”  del conocimiento que expuso tan magistralmente; en este inicio del nuevo tiempo, un prólogo bien definido para poder continuar después lo que será nuestro CAPITULO ORO,  en la historia humana, la Era del Saber.
   Y poder vivir social y personalmente esa libertad tan añorada.



   (Descripción: C:\Users\lenovo\Desktop\Inkal\images\urano.png) Como mero razonamiento considero a la física el campo científico más cercano al hecho de reconocer que aún hay indescifrables efectos de las interacciones provenientes entre el universo y nosotros, un universo que se torna más complejo cada vez que sobrepasamos un límite por los mismos descubrimientos que irrefrenablemente veremos o hemos visto venir; la comprensión siempre fue asunto humano, la búsqueda de patrones, explicaciones que faciliten o mejoren nuestra calidad de vida, la proyección del saber para tocar lo más esencial y provechoso de cada aspecto conocido, la búsqueda de la conclusión correcta, más neutral y profunda cada vez, sin el deterioro del misterio natural inmanente a la bastedad del Universo. «La ciencia en el sentido ilimitado del saber» (S. R. de la Ferrière) es simplemente el buscar el porqué, preguntarnos ¿Por qué el Shamanismo como vía de realización? ¿Por qué he de acrecentar mi percepción de Ser? La respuesta es Luz, Conciencia, un control no violento que permita concienzudamente comprender y elegir, elegir al final vivir libre, libre porque SÉ que puedo serlo.    Cambiando nuestra óptica, optamos por considerar a la ciencia como un encause del Saber, y poder explorar y conocer mejor nuestro mundo, desde las posibilidades de funcionamiento del ojo humano, hasta la existencia de energía vital, la ciencia deberá conciliar la certeza inminente de que efectivamente “hay cosas que existen y que aún no podemos probar” y que este hecho no significa de ningún modo que el límite para lo que “Es” sean pues los decretos científicos, cada vez se estrechan más las diferencias entre la espiritualidad mística y el saber científico, aspecto sinérgico que seguro verá venir un futuro de complementaciones entre ambas, pues las ciencias de lo externo y las ciencias de lo interno son dos aspectos de un mismo propósito: entendimiento. Y aunque lamentablemente en ambas partes hay tendencias a incurrir en extremismos pueriles que no hacen más que estancar nuestro avance, se puede observar que la objetividad racional del científico termina por corroborar lo absurdo de la racionalidad cuando acepta premeditadamente que no puede razonarlo todo con el simple uso de su intelecto, cuando cesa su hostilidad y bajando las defensas de su pretensión y autosuficiencia se abre a cualquier posibilidad; lo que él místico, por su parte, tendría que reconocer es el hecho de que el Saber es requisito imprescindible para Creer, y que el materialismo, la evolución y lo esotérico (incognoscible) son parte de Dios, de las “leyes naturales de regencia” o del “Plan Conciente del Universo”, bien dijo Faraday «Nada es demasiado maravilloso para ser verdad, si es consistente con las Leyes de la Naturaleza».
   Ciencias como la biofísica, la cibernética son el puente seguro a un futuro más prometedor en los límites del saber para nuestro tiempo, demarcarán también un terreno de investigación fértil en topo tipo de estudios, como en la neuroendocrinología, bioquímica, genética, etcétera. En fin, el enfoque último de la ciencia siempre deberá ser la propia naturaleza íntima del ser humano, como epicentro de sus esfuerzos.
   No hay que olvidarse de las ciencias ocultas, ya mencionadas, en oriente y en varias partes del mundo se han explorado muchas de las capacidades humanas, generando “puertas efectivas” para la realización personal. Como sea, la imperativa intelectual debe aspirar a su punto más sutil que es la sabiduría, y moldearse a las expectativas siempre misteriosas de nuestra naturaleza más oculta, porque no se puede aspirar a la libertad sin un atisbo de sabiduría, conocimiento y sobriedad.

   El Shamanismo, si bien no conoce de espiritualidad o materialismo, por ser más práctico, sí integra lo abstracto y lo concreto, por no hallar fronteras que los signifiquen, o sea que para el Shamán el mundo no se divide entre interno o externo necesariamente, para ellos todo esta unificado, inmerso y solamente reconocen que hay: Misterios.
   Hay que observar,  que teniendo en cuenta el conocimiento simbólico de las eras prececionales, la humanidad deberá pasar por un periodo  de globalización extrema, del auge científico y objetivo y de la complejidad de los sistemas electrónicos, informática y demás; siempre habrá el peligro de la extravagancia, la anarquía y el libertinaje para la aún “en proceso de maduración” de nuestra especie. Lo rescatable de las civilizaciones antiguas transmitidas hoy como posibilidades de poder, magia y libertad perceptual plausibles, se hacen discordantes “aparentemente” con la futura realidad, sin embargo el reto radicará en la búsqueda de la prevalencia de lo esencial y altruista a un nivel ideológico y de conducta, intención que clarificará el modo como entendemos  la presente Neo-Ancestralidad, en otras palabras dicho conocimiento inevitablemente deberá moldearse en razón de las nuevas referencias de nuestra época; que no obstante nunca dejarán de poseer su real valor como la más antigua ruta hacia la liberta de nuestra conciencia.

   Hoy en día en aras del nuevo ciclo, debemos si o si, retomar estas antiguas prácticas —preparadas a través del esquema traspasado por Castaneda, a las nuevas generaciones— para poder solicitar al universo la posibilidad de una libertad real, en pensamiento social y conciencia individual.

   ()

Cuan bello es el mar de noche,
ya casi nunca lo veo,
me he olvidado de aquellas estrellas,
como he olvidado su reflejo.

He sentido demasiado frío, mi alma quebrada como hielo,
se ha perdido del todo ya, en los fantasmas del tiempo,
todo he olvidado y en la oscuridad me encuentro.

En un mar de luces, luces en el espejo,
la brisa en mis rodillas, y el silencio, puro silencio,
blanda es la arena, miles como mis pensamientos,
no tengo tiempo para penas, ni tristes empeños.

Muerto tres veces reencontrándome de nuevo,
me he absorbido en el susurro del viento,
fundido en los cangrejos y la playa, en la espuma y el cielo.
No quiero morir sólo ni con miedos,
quiero ver y tocar algo del firmamento,
vislumbrar el todo y concederme al intento.

¡Acógeme misterios! ¡ímpetu de guerrero!
hacia el Águila voy, mi último sendero,
callado y satisfecho, sin rencores ni celos,
he ganado al fin, al dejarlo todo y a propósito perderlo.

Que bello es el mar de noche, y el horizonte eterno,
tengo alas para volar, alas de mi intento,
mi último suspiro para ir a su encuentro,
ya nada hay… y nuevamente en soledad me encuentro.
Sólo dejarte en palabras mi gratitud
y decirte, que ya me acuerdo,
vine tan sólo para presenciarte, reír y nunca olvidarme,
de que los misterios del Ser, son como aquel destello
de la vieja estrella en el cielo,
aún después de desaparecida,
sigue dándole su luz al tiempo.
 

   El conocimiento nos hará libres. Podemos abordarlo desde la orilla que queramos, realizarnos podemos hasta por medio del arte, pero sin embargo, sólo una transformación personal en la vía correcta, de trato directo con la conciencia, puede en efecto asegurarnos un triunfo espiritual. Nuevamente recalco, hoy el Shamanismo sugerido por Castaneda es como un camino funcional, de trato directo con nuestra conciencia de ser, con un esquema psicológico como es el camino del guerrero, que nos pone en la mejor posición para afrontar los embates del mundo de todos los días, y los aspectos más misteriosos de nuestra naturaleza.
   Existen tantos otros conocimientos, las prácticas de magia occidental (cultura esotérica-iniciática) son oro en polvo, la verdadera piedra filosofal de los alquimistas ya encontrada cuando el mago encarna los misterios por su conocimiento de los mismos; pero existe ese otro, un mapa de retorno al espíritu, naturaleza primigenia, nuestro lado más puro como seres luminosos en el borde del abismo histórico hacia lo incognoscible: SHAMANISMO.

   No hay voluntarios a este conocimiento, personas movidas por la curiosidad de un empeño a medias e interesados a conveniencia; pero comprensivamente a falta de benefactores o maestros, sólo podemos esperar estar a la altura y caminar con un sincero y riguroso talante, nuestro tiempo no nos dejará caer en la imprecisión y la derrota, estoy seguro de que los recursos del espíritu para que vengan a este mundo nuevos guerreros, se harán valer.

   () Si tienes el valor, la fuerza, si tienes energía no desperdicies ningún momento, pueden pasar años hasta que te des cuenta que camino quieres seguir; si acaso crees que puedes asumir el reto que significa ser un Guerrero, hazlo. Tienes que ser hábil, perfecto, el indicado; tú mismo eres pues tu Maestro, y para empezar a transitar por el largo camino del Shamanismo, ya has debido de ser eficaz, de haber avanzado algo y salvado mucho de ti, no obstante nunca es tarde… Don Juan recalcó que lo que cuenta, lo principal, es mover el punto de encaje, ¡Preocúpate por mover tu punto de encaje ahora! y luego años más tarde, después de haber consolidado su nueva posición, recién ten la comprensión emocional. La verdadera comprensión es pues cuando hay un cambio sustancial en la posición del punto de encaje y por ende en nuestro modo de ver el mundo, y que nada tiene que ver con cualquier arranque emocional producto de arengas para darse ánimo.
  Debe recalcarse que hay la posibilidad de trabajar el movimiento del punto de encaje desde el efecto (o sea sin recurrir a la causa), desde “la sensación de ser”, una sensación que puede ser o pesimista o altruista o  bien acerca de considerarse un “guerrero en lucha, pero en paz” y que se mantiene inflexiblemente. El hecho obedece usualmente a una descontrolada e involuntaria expresión de nuestra personalidad habitual y ordinaria, que ejercemos todos los días porque “así somos”, pero debería regirse como una orientación sabia y conciente que puede uno ejercer a propósito, en un re-hacer diario de aquellos rasgos que consideráramos imprescindibles para nuestro avance interno. Mantener inflexiblemente una sensación de ser, manifestada por lo que pienso y siento, y dirigiéndola premeditada, precisa y sostenidamente conllevará ineluctablemente a un movimiento  del punto de encaje. Y comienza tan sólo con un acto.

   Para terminar cito textualmente lo que expresa CASTANEDA: El problema del hombre es que intuye sus recursos ocultos pero no se atreve a utilizarlos. Por eso dicen los guerreros que el problema del hombre es el contrapunto que crean su estupidez y su ignorancia. El hombre necesita ahora, más que nunca, que le enseñen nuevas ideas que tengan que ver exclusivamente con su mundo interior; ideas de Shamanes, no ideas sociales; ideas relativas al enfrentamiento del hombre con lo desconocido, con su muerte personal. Ahora, más que nunca, necesita que le enseñen los secretos del punto de encaje.
   Considera lo expuesto aquí, y quizás sólo quizás seremos parte de algo valioso, encomiable.

S. NARAYAM

 

 

 

 

 





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